sábado, 30 de octubre de 2010

UN CAMBIO DE ESTILO



Todo depende de cómo se tomen las cosas en esta vida. Decepción y alegría caminan juntas, todo es relativo (por lo cual, esta afirmación no tiene lógica). Pero el problema se torna claro cuando hay alguien que dirige con maestría; si la mano que mece la cuna es tan firme como flexible, con permiso por la expresión, el objetivo deja de ser difuso y el proceso, un mero trámite.
Dirige Clint Eastwood y eso, biografías morbosas aparte, son palabras mayores. El genial cineasta coge una historia que probablemente nos pondrían un sábado de sobremesa, una de las que empiezan con el consabido "basado en hechos reales". La excusa perfecta para leer un buen libro, darse un paseo o apagar el televisor. Pero, no hay malas historias que contar, al contrario, mucho del éxito depende del narrador.
J. Michael Straczynski da un regalo al viejo Clint que éste, sabiamente, aprovecha. Una historia de comienzos del siglo XX, un Departamento de Policía corrupto bajo el Sol de California, más pistoleros que protectores, más obsesionados en aparentar que en resolver. Una mujer (Angelina Jolie) a la que su mundo se le desmorona. Un niño perdido, al que al parecer encuentran... pero el instinto maternal no miente y, huele a montaje artificial, a un parche, una medida anti-crisis para ocultar la inoperancia.
Eastwood embarca a la escultural actriz en una dura prueba, 141 minutos donde ella debe sostener un edificio tan impactante como complicado y la verdad es que, a falta de que alguien lo contradiga, el mejor trabajo hasta la fecha de la estrella de Hollywood. Jolie no siempre ha hecho buenas películas, pero aquí aprovecha y se empapa de una oportunidad única, es consciente de que está bajo la batuta del creador de "Sin Perdón", "Mystic river" o "Invictus", entre otras. Firma ante él un trabajo soberbio, aunque secundario de la talla de John Malkovich (siempre impecable) la ayudan a hacer un papel de los bien llamados redondos, justas nominaciones a su persona.
Hasta ese momento, lo único que te ha seducido de la cinta es una actriz dando su mejor aportación a este arte, una buena fotografía por parte de Tom Stern y una correcta narración, pero, ¿acaso no le estamos evaluando por el nombre y no el contenido? ¿Qué diferencia a esta producción de otras de serie B o incluso C? La tragedia nos conmueve, más si sabemos que fue real, pero aquí hay giros de tuerca, en medio del nudo, las perfidias de las que es capaz el jefe de policía (Colm Feore) con tal de lavar las pifias de sus hiper-activos muchachos (especialmente Jeffrey Donovan), llevarán a interesantes reflexiones sobre la manipulación del poder y el control de las noticias.
Es entonces cuando surgirá la macabra figura de Jason Butler Harner y te das cuenta del cuento cruel donde te has metido. La película se va elevando a la par que también lo hacen sus secundarios (gran Amy Ryan y Sterling Wolfe, entre otros) y como bien afirmaba nuestro amigo desde los Algarbes, el deseo de que los sufrimientos de una pobre madre terminen llega a convertirse en algo casi personal. La señora Collins, incluso más que el niño desaparecido se conviere en la obsesión de Eastwood, una mujer capaz de luchar como un moderno Prometeo encadenado, hasta las últimas consecuencias. Capaz de entrevistarse con un asesino con tal de saber la verdad y de mostrar la tenacidad y la fe de una mula.
Toda la dureza de este film coquetea con el término morbosa, pero va sorteando etapas con soltura, el arco asciende y el punto de inflexión llega precisamente en el desenlace. Tanta desolación, pruebas de paciencia dignas de Job y sombras, para descubrir, que pese a todo, siempre hay lugar para sacar fuerzas que lo llevan a uno adelante. Como una aldea gala que resiste hoy y siempre al invasor. Cuando te quieres dar cuenta, Eastwood y su equipo te han atrapado en una red de araña en la que sin embargo hay una rendija, para defenderse como gato panza arriba...
El hijo que habría salido de la fusión entre la soleada "Invictus" y la oscura "Mystic River". Una obra muy artística, un notable alto, una muesca más en el revólver de un genio del cine que busca la simplicidad porque es lo más imposible de lograr.

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