martes, 28 de diciembre de 2010

AL SUR DEL INFIERNO



South Park es un programa que se autocalifica de grosero y violento, recomendado al espectador/a que no lo vea. Transcurre en un pequeño pueblecito que está habitado por vecinos que son cualquier cosa menos gente sencilla y alegre.

Trey Parker y Matt Stone llevan dando guerra con esta creación desde 1997, subiendo los capítulos gratuitamente en su página web y burlándose de todo y de todos, incluso de ellos mismos, acusándose de que las voces de los famosos son pobres invitaciones.

Cabezones y mal dibujados, los protagonistas son una pandilla de muchachos que viven en un lugar nevado que parece un cuento...cruel. Desde un niño gordo y malcriado por su hermafrodita madre (sí, han leído bien) llamada Eric Cartman, Stan, Kyle y Kenny (caracterizado por morir en muchos capítulos, con notables excepciones como uno en que las muchas avalanchas que acosan la localidad acaban con todos menos con su persona). Tiempo después, los creadores se darían cuenta de que uno de los secundarios de la escuela donde acuden los muchachos, el timorato Butters, Ned Flanders y además con varias pedradas en la cabeza antes de hora, podía ser uno más de la pandilla, aportando con su graciosísima sosería un tremendo dueto con Cartman.



Malencarada, en ocasiones terriblemente soez (el gusto por la escatología de algunos episodios llega a ser desagradable), nadie puede negar al programa su increíble democracia a la hora de la irreverencia.




Deudora total de Los Simpson, un hecho del que lógicamente no se avergüenza ("Ya se hizo en Los Simpson" es el título de uno de los episodios), se ha mostrado políticamente más comprometido que la obra prima de Groening, en ocasiones ansiosa de contentar a todos por igual.




Vertientes del cristianismo, islamismo radical, por supuesto judaísmo (uno de los muchachos procesa este credo), los simpáticos mormones (pam, pam, pam...) y muchos más (incluyendo la Cienciología, lo cual les enemistó con el doblador de uno de los personajes más carismáticos, Chef, el cocinero afroamericano de la Escuela que hace las veces de consejero de los chicos y, en una ocasión delirante, el mejor entrenador del mundo de balón prisionero), no se han librado de ser expuestos en este cadalso público que no tiene piedad ni con las buenas gentes ni con los más famosos más en el top de Hollywood (Jennifer López y Ben Affleck mucho podrían decir al respecto, por no hablar de una Barbara Streisand muy poco favorecida).



Precisamente en esos momentos, aunque otros episodios de humor absurdo puedan tener gags más brillantes, es donde South Park muestra una naturaleza que hace que sus legiones de seguidores le perdonen todo, incluyendo momentos más flojos o simplemente abominables por su manera de cruzar la frontera de lo chabacano.




La audaz manera de abordar el tema de la eutanasia fue tan asombrosa como desconcertante por su capacidad de mostrar pros y contras de un tema tan terrible sin perder en ningún momento su capacidad de ironizar pero sin tocar susceptibilidades. Menos polémica, pero igualmente enriquecedora, fue su visión de La Guerra de la Secesión, cuando el general Cartman Lee convence a sus convecinos de que es un aburrimiento seguir dejándose ganar en la recreación histórica solamente porque a ellos les ha tocado portar el uniforme gris. Por supuesto, Kenny es la única baja.





Otros, como el de los Detectives Junior, explota a la perfección todos los tópicos del género negro, incluyendo el jefe mostachudo y gruñón. Asimismo, como ya antes habíamos apuntado, la incorporación de Butters es todo un hallazgo, de hecho, llegará a protagonizar su propia aventura personal, llena de matrimonios rotos, celos e incluso intentos de asesinato, pero el muchacho (cuyo opening es una odiosa canciocilla que remata con "Soy yo"), permanece ajeno a todo, incluso a la presencia de OJ Simpson en la tranquila villa. Por no hablar de Awesomo.



Estos y muchos otros datos juntos (entre otros que Randy Marsh es uno de los mejores regalos de entre los secundarios que en la animación han sido) hacen que a día de hoy, South Park siga siendo un show desconcertante, que a veces te hace reír a mandíbula batiente, otras te mueve a la reflexión y en no pocas te da ganas de pegarles un sillazo a los creadores. Para lo bueno y lo malo, de obligada referencia.



Al sur del lugar visitado por Dante, le ironía y lo falaz se dan la mano, con la justa equidad de quien se burla de todo y blasfema en igualdad de condiciones de todo y de todos... no tomándose ni a ella misma en serio, ni siquiera al Gordo Abbot.






miércoles, 22 de diciembre de 2010

TODA GRECIA SABE LO QUE ESTÁ BIEN

A la hora de hablar de cómics épicos, suele ser una obligada referencia. 300 de Frank Miller es un clásico, probablemente desde que su atractiva propuesta salió impresa por primera vez, no pasó inadvertido.
Con un espectacular color por parte de Lynn Varley, narra la aventura épica de trescientos espartanos que se dirigen (contra la opinión de muchos miembros de su peculiar y militarizada sociedad) al paso de las Termópilas, para colaborar con otras polis griegas que quieren bloquear la inminente llegada del todopoderoso Gran Rey Jerjes, cuyas poderosas tropas vienen acompañadas del sonido del oro que está corrompiendo y derrotando la voluntad de otros compatriotas.
A pesar de no ser precisamente un dibujante preciocista, el lápiz de Miller brilla en esta obra personal a gran altura. Sus lacedemonios son individuos interesantes de espesas barbas negras, ariscos, no de demasiadas palabras (excepto uno que sabe narrar cuentos, un personaje clave) y, encabezados por su bravo rey Leónidas, bravos hasta extremos que serían considerados locos. Particularmente Leónidas, que había asesinado a un embajador persa por su arrogante conducta con la fórmula de "tierra y agua", es acusado de haber blasfemado y conducir a su patria a un desastre seguro, de ahí que tenga que recurrir a tan escasas unidades, eso sí, de sus más fieles.
El rigor histórico de 300 presenta muchas carencias. La indumentaria de las tropas persas no es la más acertada, la realidad ateniense es simplificada, se olvida en beneficio de potenciar a los espartanos a las otras naciones griegas que se quedaron hasta el final en aquel encabezonamiento militar... Pero, algunos años después de su creación, las inquietantes figuras de estos hijos de la guerra siguen conservando el extraño y aterrador encanto del propio mundo espartano.
Los diálogos de la obra son uno de sus grandes acierto, muy western, breves, sentenciosos pero con muchas aristas. "Malditos espartanos, siempre saben qué decir". Si históricamente 300 presenta laguna, su aparato mitológico es de primer orden, la obra engancha desde su arranque y está tapidaza con el barniz de la leyenda.
Mucho tiempo después, con motivo del estrena de su polémica adaptación al cine (que daría para una futura entrada), se acusó a Miller de haber hecho una historia más de Occidente contra Oriente. Lo cierto es que, reconociendo que este autor tiene una tendencia muy conservadora que le ha hecho meterse en algún proyecto cuyo mensaje o resulta atávico (El contra-ataque) o directamente un sinsentido (All Star Batman y Robin), no en vano Alex de la Iglesia en una hipérbole alta llegó a calificarle de "fascistoide entrañable", me parece absurda esa acusación en 300. Miller se convierte en un rendido de la épica, acentúa la mística que siempre ha existido cuando unos pocos plantan cara a muchos, pero ni hilaba tan fino en ese aspecto y si aquí los persas son "los malos", no creo que tuviera ningún inconveniente en potenciarlos si tuviera que contar por ejemplo los éxitos de Ciro El Grande.



Cualquiera sabe qué pasa por la mente de un tipo tan peculiar como Miller creando una obra así, pero no creó que mienta cuando afirma que su objetivo era rendir un homenaje a la obra cinematográfica "El León de Esparta", que vio durante su niñez. En verdad, este relato de lucha a caballo entre Clío y Homero, no puede sino impactar mucho en una persona joven.
Medidos también los momentos "tiernos" de la obra, especialmente esa inquietante mirada de Leónidas sobre el deforme Efialtes.
Idealizados hasta el extremo, estos Trescientos siguen formando parte de los mitos, también a través del arte de las viñetas.

Toda Grecia sabe lo que está bien... pero solamente los espartanos lo hacen.

martes, 14 de diciembre de 2010

EL AGUA BENDECIDA

¿Qué lleva a una madre soltera a lograr un patrimonio que desafiaría al de la mismísima reina de Inglaterra? La respuesta es relativamente fácil, un personaje que hoy por hoy es una marca registrada, un icono de los de verdad, mundialmente reconocible en cualquier rincón del mundo.
Me resulta difícil distanciarme de la emotividad a la hora de hablar de esta popular saga, que genera tantos adeptos como detractores. Servidor ha descubierto muchas de las bienaventuranzas de la literatura fantástica a través de estos libritos al principio (luego enciclopedias por su kilométrico tamaño) editados por Salamandra. Muy orientada a un público adolescente, el muchacho que salió de la alacena desfilará en siete breves reseñas en este blog, sirva como homenaje a una autora que a muchos, nos inyectó el amor por un género.
En primer lugar, hablar de "La piedra filosofal" es hacerlo de un cuento encantador, evidentemente, los años no pasan en balde y ya cuesta volver a proyectarse tanto con el bueno de Harry y su cicatriz. Sin embargo, la originalidad del universo presentado (los trenes, un elemento básico en la gestación de los primeros borradores, El Sombrero Seleccionador, El-que-no-debe-ser-nombrado...) le garantiza que sea ya un hito.
Spoiler: Cierto que juega con el concepto sospechoso claro inocente y profesor bueno-culpable, pero el abanico que abre de personajes entrañables (Ron, Hermione, Hagrid, Snape...) justifica que siga siendo un libro por el que muchos sentimos una sana nostalgia.
"La cámara de los secretos". En la segunda parte, Rowling se siente muy muy cómoda, explotando (qué británico es esto) las posibilidades de las Cuatro Casas. La búsqueda del heredero de Slytherin compensa de sobras que se repitan algunas estructuras narrativas de la primera parte.
Spolier: La resolución de Tom Ryddle y el diario es tremenda, es realmente muy divertido este villano, antecedente de Voldemort. De hecho, para un servidor, siempre será el verdadero antagonista de Harry. El-que-no-debe-ser-nombrado no deja de ser una buena adaptación de hechicero totalitarista con complejo hitleriano.
"El prisionero de Azkaban". Injustamente pocas veces mencionado como uno de los mejores libros de la saga. Su falta de acción es compensaba con un suspense muy interesante y muy buenos flasback. Se crea la memorable Azkaban, con los dementores, muy visuales y perfectos para fomentar la imaginación.
Más adulta de lo que parece, esta novelita entrega personajes tan curiosos como Peter, Lupin o Sirius Black.
Spolier: Final redondísimo, agridulce y genial dueto Sirius-Harry. Excelente, más allá de los prejuicios por el género (sí, va focalizada a un grupo de edad, pero esto le puede gustar a gente bastante crecidita), un guión extraordinario.

"El Cáliz de Fuego": Los editores de Rowling se han dado cuenta de que tienen una gallina de los huevos de oro. Por más que ella insista en que todo estaba pensado de antemano, a partir de esta cuarta parte, notamos como la saga se alarga, la explicación de que Harry y sus compañeros estén en plena edad del pavo, sigue sin justificar el alargamiento de determinados puntos.
Spolier: Muy superior al Torneo de los Tres Magos, es la resolución del papel de Ojoloco y la introducción poderosísima de los mortífagos, con un Voldemort renacida. Plan ingenioso en este caso del viejo Tom, los últimos y vertiginosos episodios de la muerte de Cedric y el duelo de Harry con Voldemort, el brillante epílogo con el discurso de Dumbledore compensa la excesiva extensión del libro.
Con todo, mucha gente no puede quejarse, ¿no querían que los críos leyesen? Pues dos tazas.


"La Orden del Fénix": Se introduce o se re-introduce (según se mire por cronología), La Orden del Fénix, la cual está presentada para ser la Némesis de los Mortífagos en plena "Noche de los Cuchillos Largos". Se sigue sucediendo una sobre-explotación narrativa, aunque interesante, la trama de la profecía se alarga, con un tono macbethiano.
Se crea a Dolores Umbridge para que Harry puede arguir que la profesora le tiene manía. Conceptos muy interesantes como la forzada alianza Snape-Potter.
Spoiler: Un poco forzada la muerte de Sirius a manos de Bellatrix. Se pierde un personaje carismático de un modo un poco gratuito. De nuevo, muy divertida la partida de ajedrez Voldemort-Dumbledore.

"El príncipe Mestizo": Los problemas del corazón crecen en Hogwarts, aunque todos sepamos que Ron está por Hermione y Harry quiere convertirse en cuñado de su mejor pelirrojo amigo, a pesar de los riesgos de tener que hacer regalos de Reyes a su abundante familia política. Interesantísimos flashback sobre los orígenes de Voldemort, volviendo a incidir en que Tom es el personaje más redondo de la saga.
Spolier: Al fin se utiliza la carta de Snape. Se introducen los fragmentos del alma de Voldemort y "detalles que quizás te hayas perdido" de los libros anteriores.




"Las reliquias de la muerte": Final apocalíptico de la sanga. Algún pasaje muy lírico como el de Hogsmeade, con la tumba de los señores Potter bajo la nieve. El cuentecillo encantador de las Reliquias de la Muerte, aunque el forzado triánguloso amoroso Ron-Harry-Hermione, en ocasiones exija que uno tenga que estar en fase FOQ para interesarle.



Spolier: Exceso de muertes con batallas finales marvelianas. Genial el cuentecillo de las Reliquias. Un final que homenajea a toda la saga. Con virtudes y defectos, sobre-explotada por el marketing (¡bondad graciosa, si hay hasta libros de quidditch, en serio!) hasta la saciedad, siempre podrá presumir de haber hecho leer (y no es hipérbole) a millones de generaciones de lectores/as.
Y eso es algo impagable. Qué bueno que aquel chico saliera de la alacena y de la custodia de sus espantosos tíos y aborrecible primo.


jueves, 2 de diciembre de 2010

YO ME RECUERDO

Hay un viejo dicho sobre los buenos boxeadores. Si su punto fuerte es, por ejemplo, el gancho de izquierda, sabes perfectamente cuál es el tipo de golpe que no van a emplear en primera instancia. La explicación simple a este hecho es que, normalmente, dejamos nuestra mejor baza para momentos más avanzados, cuando andemos con menos ideas.
Con esta deliciosa pieza de Fellini, rodada en 1973, ocurre algo muy parecido. Durante cierto tiempo ha sido un as en la manga, una carta marcada para cuando la partida se pusiera apurada. Justo cuando no sabía qué película presentar en el blog, este recuerdo italiano surgió en mi auxilio, era su momento y un gesto de la debida gratitud, pues a ella debemos el nombre del mismo.
En primer lugar decir que la memoria es muy peligrosa y la autobiografía aún más. Nuestro propio egocentrismo nos hace olvidarnos de los detalles, de los importantes y de los cotidianos, sin embargo, hay narradores excepcionales como Fellini que saben que incluso cuando quieren hacer un recorrido por su propia niñez, que conocen el gran secreto, como buenos titiriteros, no se centran en su marioneta, sino que hacen hablar al resto, para callar y traerlos al espectador con la sutileza de un guante de seda.
Amarcord es una vista atrás genial y preciocista, como en un sueño. Comienza la raíz en una Italia oscura, donde la sombra totalitarista del fascismo amenazaba con engullirlo todo, pese a ello, igual que en el cine de otros grandes como los malogrados Berlanga y Azcona, no hay asomo de rencor, tampoco de revancha, una simple demostración de lo qué pasó y por qué sucedió. Un collage de personajes increíbles y una puesta en escena cautivadora.


Si alguna vez bucean por la muy interesante página de Filmaffinity, entre muchas otras buenas críticas, no dejen pasar la ocasión de leer la excelente reseña del santanderino apodado Burton, quien capta a la perfección la sensibilidad del montaje de Fellini y el significado que da el director a la familia de personajes que lo componen.
Desde estilizadas figuras como la Gradisca (Magali Nöel), peluquera que escondía tras la falda una calculadora como dirían los versos sabinescos, hasta la prostituta Volpina (Josiane Tanzilli), pasando por la rolliza panadera. Una villa ingenua pero no tanto, una sensualidad que busca despertar y personajes con necesidades más humanas, una provocación edulcorada por una mirada triste.
Bruno Zanin es el excelente alter-ego del propio Fellini en la obra, que no duda en utilizar todos los elementos a su alcance para hacer una reflexión que va más allá de lo cinematográfico (la música de Nino Rota). Decían en cierta serie de dibujos animados que pocas veces sentimos más respeto por una historia que cuando ésta narra la desventura de una vieja derrota, con humanidad y desnudez del alma.
Fellini se basa en un equipo excelente para dibujarse a sí mismo y a lo que le rodeaba sin pudor, carente de cualquier deseo de dejarse seducir por la nostalgia. Esta crítica, pocas notas a pie de página puede poner a este producto redondo, a este cine elevado a arte...Veanla, de verdad, se lo recomiendo, esto, no se lo pueden perder.