domingo, 26 de mayo de 2013

LA FIEBRE DOMINICAL





Con motivo de la reciente publicación del libro Puro Maldini, parece propicio hacer nuestra reseña semanal sobre un programa que, aunque se edita los lunes, habla de una de las fiebres más frecuentes de los domingos. Nos referimos, claro, a Fiebre Maldini, perteneciente a Canal + y que no necesitará mayor presentación para los espectadores más futboleros de la pequeña pantalla. 




La línea del programa sigue la tónica mostrada formada por otros espacios deportivos de la misma cadena, tales como Informe Robinson (ya mencionado en este blog) o Generación NBA. Es decir, un pequeño soplo de aire fresco para un deporte popularizado hasta límites indecentes y, que las cantidades de dinero que maneja, en la coyuntura actual, son poco menos que una cosa obscena. No obstante, algunas de las historias y viajes al pasado de Maldini y su equipo, casi lo congracian a uno con el balompié, casi tanto como la magnífica demostración de calidad y deportividad, brindada por dos excelentes equipos, Bayern de Múnich y Borussia Dormunt, bajo el pasto del mítico Wembley. 




Con un equipo de auténticos especialistas a nivel internacional en la materia, Julio Maldonado (cuya hemeroteca de vídeos tiene ciertas resonancias a Diógenes) conduce un show que se ha ganado un hueco de referencia. El secreto del éxito radica en que si bien, por su naturaleza especializada y lo concreto de la temática, no puede ser un boom de masas, si ha sabido mimar el paladar de su interesada audencia para que ésta desarrolle una fuerte lealtad por el mismo.
Un curioso efecto que, personalmente a mí me sucede con esta crónica deportiva, es que me suele ganar mucho más en pequeñas dosis que el consumo completo de su duración. Las pequeñas crónicas que dedican a antiguos futbolistas (desde el quaterback Schuster hasta El Mágico González), breves, excelentemente biografiadas y con gran capacidad de síntesis, ganan bastante más que las discusiones rabínicas que a veces alcanza su Sanedrín futbolero. 




No obstante, no se puede negar que Youtube le ha hecho un favor increíble a la realización del mismo ya que, por sus incursiones (agudas y con mucho conocimiento de causa) en la mística de clubes como Boca, Nápoles, Liverpoool... Han hecho que la reputación de esta futbolería alcance mucho reconocimiento en la comunidad de usuarios, encantados de recordar viejas batallitas (o auténticos batallones, según la que corresponda) o, descubrir partidos que nunca habían visto.
Así que, aunque a veces esta fiebre dominical a veces se va demasiado de las manos en este mundo loco... la aspirina de los lunes, con buen aroma a good old times, siempre merecerá nuestra atención.

domingo, 19 de mayo de 2013

SOBRE ROMEOS, JULIETAS Y CHINOS MALAYOS


Hay muchos motivos para visitar el Salón del Cómic de Barcelona. La grata compañía que suele acompañar desde el viaje, los pequeños incunables escondidos en los diferentes puestos, la hermosura de la Ciudad Condal como ciudad en sí... y, por qué no decirlo, un servidor de ustedes, también citaría poder ir a que Juan Carlos Ramis firma allí. 




Más conocido secamente por su apellido, Ramis fue una de las firmas más queridas por los jóvenes lectores de revistas como TBO, Súper-Mortadelo, Mortadelo Extra... No obstante, al igual que acontece con otro gran talento, y amigo de éste, Joaquín Cera, sobre estos dos autores, abanderados de la generación que iba a seguir la esencia de la mítica escuela brugueriana, con una adaptación a las generaciones de los 80 y 90. 



Entre sus personajes, cabría citarse al emblemático Sporty, pelo pincho, o aquellas míticas reseñas gráficas de películas que hacía, donde incluyó frases tan memorables como "Butch muere tras fallecer" o, escaneaba el ticket de Los tres mosqueteros para reflejar "la clavada" que había sufrido. Actualmente, Ramis sigue con los lucrativos Xunguis (que comparte con Cera, como hacen con el bigotudo Mafrune, verdadero éxito comercial entre los más pequeños, como unos modernos ¿Dónde está Wally?) y es la cabeza pensante de Las guías para... de los inefables Mortadelo y Filemón. 




No obstante, hoy en Amarcord, presumiendo de una de mis más recientes joyitas, recordar al emblemático Alfalfo Romeo de este autor. Basando su nombre en un coche muy de moda en aquellos días, Ramis creaba su propia versión socarrona de los míticos miembros de las dinastías Capuleta y Montesca, siendo la dama en cuestión, Julieta Escalfos. 




En alguna conversación con mi buen amigo Chespiro (dueño de uno de los mejores blogs en lengua castellana sobre la figura de Ibáñez) y el propio Ramis, en sus firmas del domingo por la mañana del último día del Salón, me han comentado que les parece lo mejor que ha realizado. No sabría qué decir, ante tantas cosas de él que me gustan, pero es cierto que esas dos carillas en verso de cada historieta y su humor hiperbólico, ocupan un lugar muy especial en los más nostálgicos de aquellos días de Ediciones B.


Con la compañía de su camarada, Chino Malayo, Alfalfo inventaba todo tipo de tretas para acceder al shakespiriano balcón de su amada, bajo la celosa vigilancia de don Piñato, el suegro de éste, que parece la versión satífica del Comendador. Al igual que don Pantuflo de Escobar, Piñato es el personaje que pone los obstáculos necesarios al romance, ya que Alfalfo es un pobre trovador que no gusta al noble. Sin embargo, como el propio Ramis admite divertido, conforme avanzaron las historietas, los delirios del futurible suegro iban de mal en peor. De nobles, monarcas, cortesanos y adinerados mercaderes, el padre de Julieta llegó a ofrecer la mano de su hija a hombres-lobo, vampiros y todo tipo de criaturas, con tal de evitar la perniciosa influencia del enamorado. 




Algún otro obstáculo en el camino, como la desagradable Furila, la hermana de Julieta y más cerril que un trozo de carbón, se iban intercalando, mientras, en un ejemplo metaficcional, Piñato intentaba casar a Julieta con Vázquez, el mítico dibujante de Bruguera, legendario por su arte con el lápiz y míticos sablazos (ver a este respecto las reseñas de la película El gran Vázquez y la reseña del libro sobre este artista, editado por Dolmen). 




En una ironía que hubiera sido graciosa de no ser por el terrible resultado, Alfalfo cayó en desgracia en la revista porque luminarias mentes hicieron una encuesta de personajes predilectos. Alfalfo sacó un sonoro 0... que era muy explicable porque hubo el imperdonable error en la revista de no incluirle como candidato. Aquello marcó la desaparición de esta simpática aventura que concluía muy prematuramente. A pesar del interés, Ediciones B nunca se ha planteado seriamente resucitar la serie. 




Citando la propia y emblemática despedida de la serie: 


- Mal lo tiene nuestro amigo, para estar junto a Julieta. 
ALFALFO: Seguro que lo consigo en la próxima historieta

domingo, 12 de mayo de 2013

EL DÍA DE LOS ALFREDOS


 La historia del cine español está muy asociada a sus intérpretes. Rostros conocidos que se van convirtiendo en parte del imaginario popular, siendo casi, una cara familiar y que siempre, piensas, estará allí. López Vázquez, Gracita Morales, Alexandre, Fernán Gómez y un ilustres etc que permanecen incombustibles en la memoria. Desafortunadamente, hay que incluir desde hace unos días a Alfredo Landa en ese Panteón de gente que se nos ha ido orientada al séptimo arte. 




En un caso sin precedentes, este actor de origen norteño, fue, por sus dotes interpretativas y singular físico, la imagen perfecta del españolito medio. A miles de espectadores les costó muy poco indentificarse con él, generándose lo que fue el landismo, un fenómeno muy singular dentro de la filmografía. Con una producción abundante en la gran y pequeña pantalla, mentiríamos si dijésemos que todo fue material de primera. En Landa hay de todo, desde su conmovedor Paco El Bajo, en la adaptación de "Los Santos Inocentes", hasta persecuciones de suecas y cintas muy poco recomendables. 





No obstante, a un jugador hay que juzgarlo por su calidad, más que por la de los equipos donde se ha militado, según la circunstancia. Su mal paso con el productor José Luis Dibildos (muy comentado en su buografía, Alfredo El Grande, que comentamos hace ya, algún tiempo, en este blog) y otros encontronazos, le hicieron también ganarse algún enemigo en el mundillo. Incluso tuvo una época de fuerte distanciamiento de personalidades como José Luis Garci, el hombre que le rescató del exitoso y a la vez debilitador landismo, para crearle a Germán Arteta, la mejor aproximación del cine nacional al género noire.




Pero, por regla general, superadas esa polémicas donde él también metía baza (temperamento hasta el último momento de sus días y afición a la jarana no le faltaron), todos los que trabajaron con él, reconocían su talento y gran profesionalidad. Landa buscaba destacar en cada uno de sus papeles y, en no pocas ocasiones, logró deslumbrar.


Solamente él podía empatar con su amigo Paco Rabal en el Festival de Berlín, en aquel Dream Team de ensueño que llevó Mario Camus e hizo reverdecer laureles a la cinematografía hispana en Alemania. Como todo intérprete que se precie, afirmó cumplir un objetivo soñado el lograr ser Sancho Panza, en una de las mejores versiones del mítico gobernador de la ínsula cervantina. 




Habrá que preguntarse sí ya se habrá preparado uno de sus famosos gin-tonics, en los cuales era, por lo visto, un auténtico experto, al llegar al otro lado. Lo cierto es que a competitivo le ganaba poca gente, ya fuera en el mus o jactándose de su lengedaria memoria para los guiones, o incluso las voces de doblaje. Incluso logró imitar a la perfección al genial Cantinflas  en El hombre de La Mancha. El artista mexicano ya estaba de vuelta a casa y la productora se dio cuenta de que necesitaban doblar un diálogo. Landa se prestó y, con su usual eficacia, volvió a salvar los muebles.




De hecho, en los últimos tiempos, costaba acostumbrarse a que el hombre de, Llenor por favor, no estuviera tan presente. Landa vendía y actuaba como pocos y siempre lo supieron cadenas y cineastas. Pero, el retiro, ya apuntaba que incluso la robusta salud del navarro iba cediendo poco a poco. En su Goya honorífico, pudimos verle tartamudear por primera vez ante una cámara, huidizo, perdido, sin saber que decir... Aquello solamente pudo acercarle más al público y compañeros de profesión, que empezaban a intuir que estaban ante el canto de cisne de uno de los artistas más longevos en una profesión que engulle famas a velocidad pasmosa.

No lo hizo solo. A su madre, primero, durante su infancia ("Vete", le dijo, cuando buena parte de su familia se volvía loca porque Alfredito quería ser cómico, a quienes no enterraban en sagrado) y a la familia que le dio su esposa, Maite, debía esa paz personal que le permitió salir incombustible en cualquier circunstancia, en vacas flacas y gordas. 




"Hoy es el día de los Alfredos... porque, mira como juega Alfredo Di Stéfano y, hoy, tú, en el ensayo, lo has bordado", le dijo un amigo en Madrid volviendo del Santiago Bernabéu. Landa estaba empezando, pero, el desconocido actor empezaba a coger tablas. El comentario del camarada fue una de las profecías más precisas de los últimos tiempos. Incluso, cuando chocaba con alguien como con Berlanga, siempre estaba ese respeto, ganado a pulso. Cogiendo al temperamental intérprete, el desordenado genio le afirmó: "Mira, pese a esto, no creas que no sé que tú eres un actor cojonudo".




Pocos broches de oro son mejores que los dedicados por su colega en muchas películas, José Sacristán, otro goodfella. Los dos pensaban distinto en muchas cosas, eran muy diferentes entre sí, pero, lucieron como pocos de manera conjunta y nos hicieron gozar. Sacristán, lo tenía claro: "Hoy, he perdido un hermano"




Hoy, domingo, vuelvo a sentir que es el día de los Alfredos... gracias por Paco El Bajo, Arteta, Historia de un beso, el cura de El Verdugo y mil momentos más.