domingo, 11 de agosto de 2013

NOS ES PAÍS PARA ZOMBIS...


Hace ya algunos años, Max Brooks se desmarcó en un género tan popular (y trillado) como el de los zombis, con una novela sumamente original, planteada desde un punto de vista epistolar y periodístico, llamada con mucho tino Guerra Mundial Z. Con todo el respeto, me gustaría señalar que ese libro siempre me ha parecido serie B de la buena, es decir, subgénero, pero muy bien hecho, con amenidad, sentido del humor y frescura. Por ello, el reciente estreno de su adaptación cinematográfica, a cargo de Marc Forster, bajo la dirección. 




El primer aspecto que llama la atención y que, resulta lógico, teniendo en cuenta el estilo de la prosa de Brooks (hijo del célebre Mel Brooks, por cierto), son los fuertes cambios narrativos que deben darse, acerca de la alarma que las autoridades de todo el mundo (desde la China comunista, a los Estados Unidos de la Guerra Fría, pasando por la vetusta URSS) pretenden silenciar. J.Michael Straczynski y Matthew Carnahan, son los guionistas encargados de darle mayor movilidad al reflexivo arranque de la pandemia. 





Bajo las espaldas de toda una estrella de Hollywood como Brad Pitt, el principal de los narradores de Guerra Z, ejerce el papel del ex empleado de las Naciones Unidas, Gerry Lane. Si bien Lane es fundamental en la obra original de Brooks y es un personaje con el que es fácil encariñarse, en el caso del film, queda convertido en poco menos que un súper-héroe, con el sentido de responsabilidad familiar de Héctor, el ingenio de Ulises y la capacidad de supervivencia de Lobezno (quien ahora también está en taquilla, ahora con tintes inmortales).



En primer lugar, me gustaría señalar que no considero que sea un problema de Pitt el desequilibrio que tiene el film. Defiende bien a su personaje y es un actor de contrastada solvencia, no obstante, el monólogo de su rol va asfixiando y oscureciendo a secundarios que podían ser más o menos interesante. La coralidad de la novela original queda sacrificada, aunque hay algún acierto a señalar, como la espectacular visión del muro de Jerusalén, quizás uno de los momentos mejor filmados de la obra cinematográfica. Con una buena banda sonora y efectos especiales acorde con lo esperado por el presupuesto, se trata de un agradable entretenimiento con palomitas y refresco, pero se intuye que el paso del tiempo y no verse en una sala grande, mostrará sus carencias y tapará la espectacularidad del primer instante.




La acidez irónica de Guerra Mundial Z (en realidad, salvo la presencia de los infectados, es una narración bastante verosímil, solamente que en vez de las vacas locas, financieros y políticos quieren acallar que hay una masa de no-muertos avanzando por las fronteras) queda sacrificada por un relato heroico, fácilmente digerible, pero también olvidable. Hay momentos de tensión, pero sin mayor profundización y dejando con ganas de más.




Tal vez fue una empresa casi imposible versionar un relato con una esencia tan heterodoxa y poco propicia para el séptimo arte, o quizás, hasta unos instantes de reposo entre tanto walking dead, no sea país para zombis...