domingo, 8 de febrero de 2015

MÁS DE SIETE RAZONES PARA EL RECUERDO



Fue un caso raro entre las actrices célebres. Más que pedirle autógrafos, que también, Amparo Baró se veía en la obligación de dar amistosas collejas a los intrépidos admiradores que se acercaban para conocer a quien encarnó a la emblemática Sole, la combativa jubilada de la serie "Siete Vidas" (1999-2006). Su fallecimiento, tristemente ocurrido la pasada semana, hace que sea oportuno reflexionar sobre este verdadero hito en la televisión española, un show que tuvo una gran capacidad de adaptación a las diferentes coyunturas que le tocó vivir. 



El proyecto comenzó como una forma de presentar los cambios de la sociedad española de finales del siglo XX, a través de un variado grupo de amigos que recuperaban a David (Toni Cantó), quien había despertado tras 18 años en coma. A pesar de la premisa, la serie fue siempre una historia coral, donde los personajes iban entrando y saliendo, sin existir un nexo de unión claro, más allá de la inefable Sole, contestataria y más roja que una boda en Juego de Tronos, y Gonzalo (Gonzalo de Castro), el dueño del "Kasi ke no", bar que hacía las veces de punto de encuentro de los protagonistas (un recurso que Friends había patentado con inmejorable resultado). 




A vista de pájaro, resulta sorprendente la capacidad de reclutamiento de este auténtico clásico del domingo por la noche en muchos televisores. Un espacio que fue aprovechado, no solamente por veteranas como Baró, sino por jóvenes promesas como Cantó o Paz Vega. Si bien, Javier Cámara (encarnando a Paco, probablemente, el hijo más inútil y divertido de Sole) y Carmen Machi merecen ser mencionados como las consagraciones definitivas que les implicó este gato negro. No es sorprendente la exitosa carrera cinematográfica que ambos desarrollaron después.


No en vano, directores como Pedro Almodóvar pescaron en esta inagotable cantera. Con el tiempo, el título de la serie parecía hacer alusión a su capacidad de re-inventarse y encontrar nuevos protagonistas. Así fue en el caso de Willy Toledo, Santi Millán, María Pujalte, Yolanda Ramos... Se antojaba que si Gonzalo y Sole no se movían del barrio, dejaban el suficiente resto de solidez para que pudieran venir nuevas tramas y personajes.





Igual que en el caso de la renombrada Friends, los guionistas de esta comedia bebieron muchísimo en el, ahora tan trillado, pero aquel entonces novedoso, mundo del cameo. Celebridades del deporte, la política, la canción y otros campos, se dejaron caer por el "Kasi ke no" (asimismo, también célebres actores, como fue el caso del añorado Álex Ángulo).




Y es que si algo debe ser valorada en la reseña que nos ocupa, collejas aparte, es su carácter pionero, su forma de establecer la moderna sitcom de forma definitiva para España. Luego vendrían escisiones del original como "Aída", y derivados re-actualizados como "Aquí no hay quien viva" o "La que se avecina". Por ello, hay que dar un respeto a las canas en este caso.


Conforme avanzaron sus temporadas, 7 Vidas, fiel a su longevidad, fue agilizando sus gags y consiguiendo establecer temas actuales y de la sociedad en la que estaba viviendo, incluyendo personajes tan interesantes como el de Diana (Anabel Alonso). Actualmente, gracias a cadenas como Factoría de Ficción hasta hace muy poco, se pueden recuperar sus episodios, ya que su difusión en formato DVD ha sido bastante escasa.



A nivel de desarrollo, tuvo el acierto de rodar con público en vivo, algo que hizo a toda una generación identificarse con aquellos intérpretes a los que vieron ir creciendo y alcanzar una fama que les permitió establecerse.



Muchas cosas por la que estarle agradecidos a este gato negro; entre otras, haber revindicado la figura de Amparo Baró, figura de nuestros teatros, cines y, por supuesto, televisores. 

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