domingo, 20 de septiembre de 2015

ANACLETO NUNCA FALLA


El reciente estreno de Anacleto, agente secreto ha vuelto a traer a la palestra a uno de los ilustres espías de las viñetas españolas. Creada esta combinación de James Bond y Súper-Agente 86 de la mano de Manuel Vázquez, uno de los mejores y más corrosivos exponentes de la etapa dorada de la editorial Bruguera, el bueno de Anacleto merecía volver a la palestra. A pesar del recelo con el que muchos fans recibíamos las noticias que llegaban del film de Javier Ruiz Caldera, incluyendo la aparición de un hijo de la nada, el cual nunca existió en la saga, su visionado es un hermoso homenaje al personaje y su mundo. 



Ya la primera escena con Imanol Arias, encarnando a un Anacleto algo más talludito y con cabellos plateados, dirigiéndose a una misión en el desierto invita al optimismo. Vázquez, genial dibujante por naturaleza y vago por devoción, gustaba de colocar a su criatura en ese paisaje, puesto que era el que menos le exigía en cuanto a decorados. Sin embargo, los guiños van más allá de eso, resucitando varios de los clichés que existían en el universo original, digno de ser sacado del baúl de los recuerdos. 



Allí, el veterano Anacleto entra en la celda de un peligroso recluso que parece haber consagrado sus años de cautiverio en hacer ilustraciones del hombre que lo derrotó. ¿El nombre del villano, interpretado por Carlos Areces? Manuel Vázquez. Para el futuro del metraje, sería indiferente que el rufián se llamase Benito Pérez, pero, al hacerlo así, el guión adaptado de Fernando Navarro, Pablo Alén y Breixo Corral demuestra su conocimiento de la esencia de la serie de la que hablan. En efecto, Vázquez gustaba de hacer apariciones en el cómic de su agente como un temible y divertido oponente, incluyendo un intento de monopolizar el circuito de bicarbonato (historia que tuvo varias versiones) o una delirante trama de suspense donde él mismo iba secuestrando a sus personajes (la Abuelita Paz, Angelito, etc.) para no tener que dibujarlos.

Hay además, empero, una ventaja que me hizo ver un gran amigo, a la hora de esta adaptación. Si uno se viera en la tesitura de hacer un film sobre Mortadelo y Filemón o Zipi y Zape, que alguna vez ha pasado, tendría muchas, pero muchas historias a las que hacer frente. A lo largo de las décadas, Ibáñez y Escobar fueron dotando de unos rasgos únicos a sus creaciones, un universo personal y con una gran cantidad de lectores de varias generaciones. Anacleto, siendo un cómic excelente, fruto de la dispersión y menor producción de su autor, tiene la suficiente personalidad para ser reconocible, sin tener la losa de provocar una biografía para cada aficionado que lo ha imaginado a su manera. 



Hay muchos huecos (por no hablar de las más que cuestionables tiras de "negros" que Bruguera hizo de tebeos de Vázquez, a años luz del nivel exhibido por el original) que se pueden rellenar sin ofender a los puristas. Por ello, ese hijo del que se calza sus zapatos Quim Gutiérrez, despistado y engañado sobre la verdadera profesión de su progenitor, no chirría, especialmente porque uno tiene la sensación de que no es un parche para meter una trama romántica con el personaje de Alexandra Jiménez, sino que dan ritmo, buenos diálogos y una cosa diferente que acompaña al veterano agente, cansado de que ya no se puede fumar como antes (incluso otro icono como Lucky Luke se vio obligado a sustituir su tabaco por otros hábitos más saludables). 



Y, aquí está nuevamente el acierto, respetar lo que había antes. Las entradas secretas (un gran gag que Vázquez manejaba muy bien e Ibáñez supo llevar al máximo exponente con ciertos trabajadores de la TIA), el jefe (su presencia es escasa en metraje, compensada por tener a un actor de la talla de Emilio Gutiérrez Caba para encarnarlo), los bingos (verdadero vicio del creador de Anacleto, hasta el punto de que se rió de sí mismo en una monografía que dedicó a dicho juego)...


Suficientes ingredientes en las pantallas de los cines para recordar este domingo, un momento tan bueno como cualquier otro, al inefable de Ancleto quien, como bien se jactaba con aire de auto-suficiencia, nunca fallaba. Si en El gran Vázquez, una animación visitaba al dibujante para animarle con las tramas y sugerirle nuevos y absurdos inventos (una cámara-botijo, tremendamente práctica para no levantar sospechas), es bonito pensar que ahora la versión "malvada" de Vázquez devuelve el favor a uno de sus hijos más afamados. 



Para los interesados en el tema, no pueden prescindir de la lectura de un detallado libro coral sobre diferentes aspectos de este artista (VARGAS, J. J. (coord.), El gran Vázquez: Coge el dinero y corre, Dolmen Editorial, Barcelona, 2011) o la biografía que le brindó Antoni Guiral (GUIRAL, A., By Vázquez: 80 años del nacimiento de un mito, Ediciones B, Barcelona, 2010). 



Les animo a que se dejen caer por la cartelera o, cuanto menos, a abrir alguna de esas viejas historias de un tebeo que bien vale una re-visitación.  



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://navarrobadia.blogspot.com.es/2014/11/anacleto-de-vazquez-en-alegres.html



http://www.hola.com/noticias-de-actualidad/20-04-2015/115037



http://hoycinema.abc.es/noticias/20140708/abci-anacleto-agente-secreto-rodaje-201407072033.html

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