domingo, 25 de octubre de 2015

LA CIUDAD QUE NUNCA DUERME


Gotham. La simple mención a esa palabra hace esbozar una sonrisa de satisfacción a las gentes comiqueras de todo el globo. Una ciudad a la que le gusta estar sucia, una metáfora genial de la corrupción de una gran metrópolis en las viñetas. La cuna de Batman, célebre creación de Bob Kane (si bien es de justicia recordar en la gestación del universo del murciélago la figura de Bill Finger, guionista básico a la hora de elaborar la atmósfera). La noticia de que la FOX iba a hacer una serie centrada en los años previos a la aparición del héroe solamente podía ser esperada con expectación. 



Pasada una primera temporada, llega el momento de la reflexión, dejando una serie de sentimientos contrapuestos. Por un lado, la idea resulta un agradable giro de tuerca. Aquí, Bruce Wayne es un niño huérfano y que dispone de una gran herencia para consagrar su tiempo a una causa, evitar que otras personas pasen por su traumática experiencia en un callejón ante un tipo enmascarado con una pistola. Con ese niño de telón de fondo, un joven e idealista inspector, Jim Gordon (Ben McKenzie) se compromete a intentar averiguar la verdad, pues los padres de Bruce eran los grandes mecenas de una urbe necesitada de ayuda; hay mucho más que el robo de un collar a la salida de un cine en su desaparición. 



Esto provocaría la primera ruptura con los puristas. Una legión de fans consideran adecuado que, por grande que llegue a ser la dedicación de Batman, nunca podrá tener la certeza de haber detenido a aquel tipo que un día sorprendió a sus padres. Un anónimo delincuente que gestó a una figura vengadora y oscura, salida del universo de Poe. De cualquier modo, admitiendo lo fascinante de esa premisa, el tándem formado por Gordon y Harvey Bullock (Donald Logue) da mucho atractivo a un show detectivesco a la vieja usanza. El buen chico que no quiere cruzar la línea y el policía realista que sabe que hay que quebrar el sistema para aportar un poco de cordura.  


"Listen to me, there is a war coming. A terrible war. Falcone is losing his grip, and his rivals are hungry. There will be chaos. Rivers of blood in the streets. I know it! I can see it coming"- Oswald Cobblepot, Gotham, Temporada 1, Episodio 1. 



En un clima de vacío de poder y futuras guerras de bandas, una serie de amenazas latentes sumergen a la ciudad en la anarquía. Sobresale en ese sentido un gran acierto de casting, el de Jada Pinkett Smith como Fish Mooney, una de las aliadas de Falcone que más iniciativa propia parece tener, así como codicia. Entre sus empleados, destaca un chico apocado y que disfruta viendo las palizas que dan algunos de los matones de Fish a quienes se retrasan en los pagos. Su nombre es Oswald Cobblepot, aunque todos los mafiosos se burlan de él con el sobrenombre de el Pingüino (Robin Lord Taylor convence desde el primer momento con una caracterización sobresaliente). 



Definitivamente, Bruno Heller sabe bien dónde está los ingredientes de su cocina para confeccionar los argumentos, aunque echa en falta más tiempo en la cocción. La primera temporada de Gotham quiere ir muy rápido, demasiado. No le faltan ingenio a sus criminales ni a sus detectives, pero todo tiene la tendencia a querer resolverse con premura y con tiroteos y americanadas varias que alejan al producto de la calidad que podría llegar a alcanzar con un poco más de pausa. Igual que Bruce, las tramas quieren crecer con demasiada rapidez. 



Otra de las acusaciones que se suelen verter contra el equipo de Danny Cannon (el director) es el síndrome de Smallville; es decir, aquella serie que narraba la juventud de Clark Kent antes de descubrir las cabinas telefónicas y que ponerse una S en el pecho sin lucir gafas era la excusa perfecta para que nadie albergase sospechas inoportunas. En dicha serie, pese a otras virtudes, daba la sensación de que toda la gente que luego sería importante en el universo de Superman conoció al protagonista en el instituto... cuando, no, es que se habían sentado directamente en el mismo pupitre. 



La hoja de ruta podría resumirse en que Gotham es sumamente interesante y divertida cuando se preocupa por el viaje, profundizando en los personajes colaterales del mito de Batman con una precisión que no se les puede dar en una película. Ahí, su equipo artístico exhibe talento y brinda oportunidades a sus intérpretes para lucirse y sacar aristas. 



Asimismo, junto con su buena factura, fotografía y oscuridad, la serie brinda momentos de divertido humor negro que refleja inteligencia, aunque, a veces, también cae en las espectacularidad más burda. A fin de cuentas, este proyecto es una gata negra sobre un tejado de zinc, a punto de caerse en cada momento. Pero cuando logra mantenerse sobre sus frágiles cimientos, este producto deja momentos de suma diversión. 



Seguiremos expectantes a esta ciudad que nunca duerme.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.igeekmx.com/?p=1142



https://www.youtube.com/watch?v=8XAyFkMa5Ag



http://my-series.ru/robin-tejlor-rasskazal-o-semkax-v-seriale-gotem/

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