domingo, 31 de mayo de 2015

LA FIEBRE AMARILLA: UNA BIOGRAFÍA APASIONANTE, FERNANDO FERNÁN GÓMEZ



Hay biografías que son políticamente correctas, otras que tienen un aroma turbio y misterioso, no pocas parecen incompletas y con silencios... Sin embargo, dentro de ese heterogéneo paisaje de vivencias, en pocas ocasiones puede tener la persona lectora una sensación de estar en mejores manos que las transmitidas por El tiempo amarillo: Memorias 1921-1997. Fernando Fernán Gómez. Todo, desde el impecable y emotivo prólogo de Luis Alegre, parece en su sitio en esta mirada perspicaz, lúcida y casi desapasionada de uno de los talentos más polifacéticos que ha dejado la actuación española. 



Inmortalizado para las nuevas generaciones que no le conocieron de primera mano en youtube por un exabrupto poco afortunado, es sintomático que esa sea uno de los primeros recuerdos que vengan en el imaginario popular del país para hablar de un actor que firmó papeles memorables, dirigió grandes películas, pisó numerosos escenarios y se destacó como un gran escritor (esta propia biografía es un perfecto testimonio de su capacidad narrativa y elegante discurso, no exento de un tono terrenal que es sumamente apropiado para la atmósfera de este libro). Una contradicción, reducir a anécdota esta carrera prolífica que dejó una huella imborrable en muchos frentes de la cultura. 




"Estoy en primero de Fernán Gómez", es la coletilla que el gran José Sacristán utiliza con frecuencia cuando le preguntan por su trayectoria como intérprete. Paco Martínez Soria, el popular actor maño, se justificaba cuando le inquirían sobre dar un paso más y no limitarse a lo de siempre: "Es que yo no soy Fernán Gómez". Muchos años después, José Luis Garci afirmaría que era una de las personas con las que más fácilmente se podía trabajar en un rodaje, debido a que se trataba de alguien en el escenario que tenía la mirada de un cineasta. Sin embargo, más allá de las bambalinas, ¿quién fue realmente aquella figura de voz tronadora y a quien jodía que fueran a verle en el teatro, porque no le gustaba que le vieran trabajando? 



Una mirada a su pasado donde el autor dedica muchas páginas a su infancia y adolescencia, en un viaje íntimo y largo. Largo, mas no pesado. Se tratan de los cimientos que explican muy bien el particular carácter que luego desarrollaría, así como su visión de la España que le tocó vivir; una nación que presenció derruida por la guerra civil, dejando en el trayecto auténticas perlas sobre lo que le pareció ese trágico suceso que ha marcado (y sigue marcando) muchos de los males del país. Párrafos cargados de mucha humanidad y donde, como bien me apuntaba el bloguero Chespiro, no se hace especial saña de nadie, si bien queda claro el punto de vista de F. Gómez del lugar de sus simpatías y fobias. 



Además, todo ello sazonado con una honestidad brutal, como diría Calamaró (entre argentinos anda el juego, pues la verdadera nacionalidad del personaje no es asunto de fácil respuesta), aunque no impúdica. Fernán Gómez refleja muchas facetas de haberse criado en un hogar sin estructura, cómo evolucionó su relación con su abuela, el tema de su padre, y vivir a vaivenes con una madre inusual y dedicada al siempre temido mundo del espectáculo. Siempre parece saber cuándo pasar de puntillas y cuál es el instante de dejar la puerta abierta.  



Entre su círculo, destaca y sobresale su entrañable amistad con Manuel Alexandre. Decía Cayo Mario en la novela El primer hombre de Roma, que un amigo de verdad es aquella persona que puede sentarse a tu lado a ver una tranquila tarde sin mayor ambición, disfrutando de la mutua compañía. Así, los dos actores, mucho antes de ser famosos, se recogían en el portal del otro y daban paseos por una Madrid que buscaba reconstruirse. Pronto, llegaría el café Gijón, el gusto por los aeropuertos cuyos bares no cerraban y otros frentes donde, como el propio interesado afirmó, se intentaba encontrar esa imposible balanza entre la vida pública y la íntima, lo profesional y lo que realmente importaba. 


Y eso nos lleva, inevitablemente, al tema de las mujeres. Probablemente, de joven supo desearlas pero no tratarlas, acuñando la inmortal frase de que un hombre podía ser perfectamente amigo de una señora... siempre y cuando el caballero no fuera él. Fernán Gómez presenta una mirada cervantina, una piedad de la buena que ya él mismo aplicó a su revisión de la picaresca española. Hay mucho desamor, también elegantes silencios y una parcela de privacidad en la que no deja entrar al impertinente lector, aunque, a cambio, da jugosas anécdotas de algunos de los célebres personajes en los que se inspiró para hacer su modelo de El tiempo amarillo



En definitiva, la evolución del muchacho que creció imaginando las divinas piernas de Marlene Dietrich, justo para descubrir que no existían en la realidad... ni siquiera en el caso de la propia Marlene. El que se enamoraba de la más linda de la clase porque, a fin de cuentas, era persona de gustos vulgares. Por lo demás, en el celuloide, poco que añadir. López Vázquez, Alfredo Landa, Sacristán, Alexandre y distinguido etcétera donde, por supuesto, Fernán Gómez ocupa un puesto de honor. El que moría en Botón de ancla, Balarrasa, el padre de los turroneros que Luis García Berlanga mandaba a Madrid, don Quijote con Cantiflas, El abuelo y tantos, tantos otros. Qué momentos de este anacoreta, un tipo tan genial que respiró aliviado cuando le exoneraron de tener que entender a su personaje en El espíritu de la colmena. Lo bordó. Como casi siempre. 



Como creador, simplemente decir que El extraño viaje o Viaje a ninguna parte, ya justifican per se una carrera detrás de las cámaras. ¿Irregularidades? Por supuesto, ninguna carrera artística es homogénea en calidad, pero con él siempre existía la garantía de su talento. Un tipo irrepetible y quien, precisamente por su propia personalidad, él mismo se encargó de mantener una distancia con el gran público, bajo una cortina algo gruñona y cortante. Un tipo único e irrepetible. 



"Una de las crónicas más lúcidas, vibrantes y divertidas de cuantas se han escrito de aquellos años"- José Sacristán. 



FOTOGRAFÍAS OBTENIDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 









http://www.rafaelcastillejo.com/artis-galeri002.html

domingo, 24 de mayo de 2015

ULTRON UNLIMITED: THIS FRANCHISE TRIUMPHANT




Cuando Stan Lee decidió juntar a sus héroes marvelianos más carismáticos (Iron Man, Thor, Hulk, La Avispa y El Hombre Hormiga) en un mismo cómic, titulado The Avengers, era consciente de que no estaba siendo nada original. Corría la década de los 60 del siglo XX, los tebeos norteamericanos estaban entrando en la que sería conocida como La Edad de Plata (iniciada por el propio Lee, siempre acompañado por el talento creativo del dibujante Jack Kirby, desde el número 1 de Los 4 Fantásticos en 1961) y, fruto de una conversación en un día de golf con Julius Schwartz, guionista de DC, gran competidora de Marvel, se dio cuenta de que La Liga de la Justicia (agrupación de los grandes iconos de la editorial: Batman, Superman, etc.) era una idea demasiado buena para no copiarse. Entre otras cosas, ese tipo de publicación te garantizaba un mayor número de lectores; básicamente, darle a la gente lo que quería. 




Mucho tiempo después, ese mismo Stan Lee, aunque su verdadero nombre es Stanley Martin Lieber, hace un cameo en Los Vengadores 2: La Era de Ultrón (2015); concretamente, es uno de los veteranos del desembarco de Normandía que regaña a Thor porque el portador del martillo no quiere dar a los venerables caballeros una bebida asgardiana que es demasiado fuerte. A fin de cuentas, se trata de una fiesta y no hay que andarse con remilgos en tales lides. Siguiendo el ejemplo de Stan, acosado por Sheldon Cooper en una memorable ocasión, es muy recomendable ir a ver la secuela de una de las franquicias súper-heroicas más taquilleras con ese espíritu informal. Se trata de un festejo donde si piensas mucho, pierdes, hay que colocarse el cinturón en la montaña rusa y dejarse llevar. 




Joss Whedon vuelve a ponerse tras las cámaras para continuar la cuestión justo donde la dejó. Gracias al éxito de la primera parte, no fue difícil repetir el Dream Team de la anterior ocasión (Scarlett Johansson, Chris Evans, Mark Ruffalo, Jeremey Renner, Chris Hemsworth, Samuel L. Jackson y, cómo no, ese Robert Downey Junior que tiene el don de que siempre parezca que le han escrito la frase más ingeniosa), lo cual lanza a los protagonistas a encontrarse con una nueva revisión del mito de Frankenstein: Ultrón, una inteligencia artificial que empieza a tener ideas muy preocupantes acerca de cómo alcanzar la paz mundial. 





James Spader presta su voz y gestos a la evolucionada creación mecánica, dándole un carisma sarcástico que es muy de agradecer. Si bien su germen original en las viñetas es alterado (de ser entera responsabilidad de Hank Pym, aquí es un jugar a ser Dios por parte de Tony Stark y Bruce Banner), Whedon hace homenaje a algunas de las mejores sagas del villano (entre otras, las batallas parecen beber mucho de la saga concentrada en Avengers, vol. 23, nº 19-22 USA, recientemente re-editada en España), dando algunos de esos detalles que quizás te hayas perdido que no interesan al gran público, pero que tanto gustan a las personas que han devorado algunas de sus aventuras en papel. 




En medio de ese tablero, tal vez planteado con demasiada premura (el film, aunque esto esta percepción es subjetiva, me parece ir de menos a más), dos extraños hermanos parecen encontrarse a caballo entre los dos frentes. Elizabeth Olsen y Aaron Taylor-Johnson encarnan a Pietro y Wanda Maximoff, por motivos de derechos, evitándose en todo momento la mención a las palabras mutante, orígenes zíngaros o que su papaíto sea un tal Magneto. Es una pena que, por motivos de derechos, la Patrulla X que ha retomado con mano firme por Bryan Singer parezca destinada a no cruzarse con Los Vengadores.  




Tanto Johnson (no lo tenía fácil, debido a la carismática versión que habíamos visto del mismo personaje en X-Men: Días del futuro pasado) como Olsen desempeñan muy bien su función, mostrando a esta pareja como dos personas muy furibundas con Tony Stark (básicamente, esta película todo el mundo parece estar a la greña con el bueno de Anthony, salvo los espectadores). Desaprovechado el posible potencial que podía haber dado su encarcelamiento y adiestramiento en Hydra, una vez se sueltan, el héroe de los pies ligeros (no me refiero aquí a Aquiles) y la hechicera rejuvenecida toman una gran fuerza.




Asimismo, SHIELD volverá con reobrados bríos. La única cosa que uno le puede reprochar seriamente, guanteletes del infinito mediante, al nuevo rumbo de Marvel en sus adaptaciones cinematográficas de estos años es la cierta falta de espontaneidad, de taquillazo a taquillazo, todo el mundo intuye ya que hay que quedarse para la sorpresa de los créditos finales (y es que cada complot y conjura malévola desmantelada es apenas una rendija a una nueva conjura, mucho más maliciosa que la previa). Una vista tan a largo plazo que es, incluyendo sus medidas fases de lanzamientos, aparte de un producto de entretenimiento muy digerible, un ejercicio de marketing a gran escala como pocas veces hemos presenciado. 




Age of Ultron no va a cambiar nuestra percepción del séptimo arte, pero propone todos los elementos que obligan a pedir un refresco grande y una bolsa de palomitas para compartir. Incluso se añadirá para la ocasión un flirteo romántico entre la Viuda Negra y Bruce Banner, así como un entrañable pasado hogareño para Clint Barton. Habrá asimismo pequeños detalles de continuidad para que los puristas se tiren de los cabellos, pero, a buena cuenta, la gran mayoría de la gente que vaya a ver el espectáculo disfrutará de la partida. 



Y con ese regusto agradable quedan en el horizonte guerras civiles, gemas brillantes y más cross-overs, así como otras heroínas y tipos en mallas que deben tener su propia peli. De momento, la jugada está saliendo tal y cómo lo planeó la Casa de las Ideas. Imploremos a Odín, padre de todos, que sigan teniendo ese daimon que le sigue dando alma a un ejercicio tan fríamente calculado, que diría el añorado Chapulín, otro tipo con martillo que hubiera sido digno de empuñar el Mjolnir. 




Vengadores, reuníos, que no pase mucho tiempos hasta la próxima secuela y fiesta del cine... Excelsior. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:




http://blogdesuperheroes.es/category/cine-comics/cine-marvel/the-avengers-age-of-ultron-2015




http://turntherightcorner.com/2014/10/22/marvel-avengers-age-of-ultron-teaser-trailer-and-poster/avengers-2-age-of-utlron-screenshot-thor-captain-america-widow/#main




http://marvel.wikia.com/Avengers_Vol_3_22

domingo, 17 de mayo de 2015

GET SMART


Nunca fui especialmente de 007. Sin duda, debemos al inefable James Bond algunos momentos muy buenos en la literatura y, quizá todavía más, en la gran pantalla. Sin embargo, cuando pienso en agentes secretos de la ficción, el número 86 es el primero que me viene a la cabeza. Y es que en el género de espías me suele suceder que gozo más con la parodia que con la obra original. En definitiva, ante todo, uno debe declararse acólito de la agencia de Superagente 86, mítica serie creada en 1965, uno de esos programas que hacen esbozar una sonrisa cómplice en las personas que la siguieron en algún momento. 




Y es que resulta mucho más fácil empatizar y divertirse con el voluntarioso y algo clouseauno agente Maxwell Smart que con el casi perfecto e impecable James Bond. Así, la creación de Mel Brooks y Buck Henry tiraba mucho más del sentido del humor que de alguna arma mortífera oculta en su reloj; además de sus creadores, los cinco años de exitoso funcionamiento del show dieron para una amplia nómina de sarcásticos y divertidos guionistas (Leonard Stern, Mike Marmer, Gloria Burton, etc.). 




El inefable Don Adams fue el encargado de encarnar al protagonista, quien, pese a alguna pequeña torpeza y malentendido en el camino, era más que capaz de hacer frente a amenazas tan temibles como KAOS, organización dedicada a la destrucción a escala internacional. No lo haría solo, pues estaría casi siempre bien acompañado (en todos los sentidos) por la agente 99, interpretada por la actriz Barbara Feldon (cuya altura enfurruñaba al bueno de Adams, quien le pedía que no se pudiera tacones, evitándose así agraviosas comparativas).



Estéticamente, Get Smart marcó claramente una tendencia y una estética. Empezando por su pegadizo opening, mil veces parodiado, se diseñaron muchos clichés y fórmulas que se mantendrían en los futuros sucesores, de todo tipo, pelaje y condición, desde Austin Powers a Torrente, pasando por el inspector Gadget. De hecho, precisamente en España debemos mucho a estos esforzados agentes, pues sus artilugios y armatostes serían muy bien recogidos por su potencial humorístico por algunos de nuestros mejores creadores de cómic: especialmente, sobresale el caso de Manuel Vázquez (Anacleto, agente secreto) y Francisco Ibáñez (padre de los incomparables Mortadelo y Filemón).



Probablemente, porque el pretexto de las misiones secretas da un juego tremendo para mover escenarios y justificar toda clase de aventuras. Eso vale para Anacleto y su desierto, los múltiples encargos del Superintendente Vicente a sus muchachos de la TIA, y, por supuesto, para la pareja 86-99, en ocasiones, acompañados también por el canino correspondiente. La naturaleza de su profesión permitía que fuera, relativamente, fácil, mantener un alto ritmo de producción de capítulos sin que parecieran forzados.



Asimismo, villanos, una auténtica galería de los mismos. Si el infalible servidor de Su Graciosa Majestad se mide a peculiares doctores con recursos para la dominación global, así como adversarias tan mortíferas como exuberantes, Smart y 99 se las verán con todo tipo de enemigos. Destaca en esta lista con honores Siegfrid, quien apareció por primera vez en A Spy for a Spy, destacando desde el primer instante como uno de los más constantes (y divertidos) servidores de KAOS. La caracterización de Bernie Kopell ayudó mucho a que este "malvado" ingresase en el panteón de los aficionados de la serie.



No fue el bueno de Siegfried el único, en la nómina de gente peligrosa figuraba también el sicario "Susurro", así como un, aparentemente, educado criador de palomas que tiene una visión muy particular para acabar con la Guerra Fría y el ruidoso mundo donde viven. Pero siempre podían contar los paladines con CONTROL y la figura del Jefe (Edward Platt y su rictus sereno aguantaron las tonterías de Smart con elegante resignación durante más de 130 episodios, siempre amparados en el bendito formado de 30 minutos, que al género siempre viene tan bien).




El éxito permitió varias secuelas y filmes televisivos, sin la magia de antaño, todo hay que decirlo; incluso encontramos una adaptación a la gran pantalla en 2008, con Steve Carrell y Anne Hathaway tomando el testigo de la primera pareja. De cualquier modo, el recuerdo parecer irse siempre, al hablar de este tema, a aquella década de los 60, donde marcó toda una tendencia.



Para el imaginario popular, este mítico interrogatorio:


JEFE: ¿Cómo confiar en un hombre que traiciona a sus amigos?



SIEGFRIED: ¡Dumkopf! ¿Y a quién más se podría vender? ¡No puedes traicionar a tus enemigos!


FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 






domingo, 10 de mayo de 2015

EL BOTONES DE VERDE CAQUI



1942. Toda Bélgica está ocupada por las fuerzas opresoras nazis. ¿Toda? No, un grupo de patriotas se mantiene irreductible en la resistencia de Bruselas, arriesgando sus vidas en favor de las Fuerzas Aliadas. Yann al guión y los espectaculares dibujos de Olivier Schwartz, bien reforzados por el colorista Laurence Croix, se ambientan en este contexto para traer una nueva aventura de Spirou, un trabajo que ha sido bautizado como El botones de verde caqui



Este cómic, recientemente editado en España, es una auténtica delicia que hará batir las palmas a las huestes más fieles de seguidores de la genial creación de Rob-Vel, la cual pasó a los altares de las viñetas en la célebre etapa de Franquin. Sin embargo, esta épica aventura puede ser también una perfecta iniciación para aquellos lectores que quieran descubrir porque el seudónimo del heroico Spirou es ardilla. En verdad, todos los elementos que han hecho célebre al botones se encuentran condensados en estas elegantes páginas. 



Un tebeo que está repleto de guiños y de detalles que es fácil perderse en una primera lectura apresurada. El dueto creativo no solamente cuenta una historia de espías al más puro estilo clásico, sino que incluye referencias a muchos de los grandes hitos de aquella generación dorada de autores franco-belgas. Impresionante y digno de elogio es la discusión de unos prisioneros sobre el maestro Hergé y sus opiniones políticas, si bien muchos destacan el entretenimiento que ha dado el célebre Tintín. Hay asimismo referencias al célebre cómic tintinesco El secreto del unicornio.    




Uno de los grandes atractivos de esta historia es el cambio de roles que plantea entre Fantasio y Spirou. Inseparables compañeros de aventuras, el secretismo del botones sobre su verdadero papel en la resistencia lleva a su camarada a pensar que se ha convertido en un acomodado colaboracionista. Creada como el necesario complemento de un héroe casi intachable en todo (parece que no hay ni cofre de oro ni hombre ni mujer capaces de sacar al bueno de Spirou de su halo de santidad), la figura del alocado pero noble inventor suele generar una mayor capacidad de empatía en los lectores. 



Aquí es curioso tenerlos, como pocas veces antes, enfrentados. Asimismo, el equipo artístico de esta pieza conoce bien hasta dónde se puede llegar a la hora de tentar a uno y otro. Eso se nota mucho con el personaje de Úrsula, una atractiva y frívola alemana que rondará en determinados momentos a la joven pareja. Alguna escena de la bávara colocándose las medias hubiera podido ser firmada por Marlene Dietrich (a ser posible, con el maestro Billy Wilder tras la cámara). 




El guión de Yann es excelso. No solamente logra crear una ingeniosa trama que respeta los cánones más exigentes de los puristas, sino que aprovecha el escenario para hacer todo un tour de la nostalgia sobre una de las etapas más doradas de la nunca lo suficientemente ponderada generación franco-belga que enseñó muchos de los secretos narrativos que aún hoy podemos encontrar en gran cantidad de cómics actuales.



Y, dentro de la estética amable que suele tener el inefable Spirou, hay momentos de realismo que llaman poderosamente la atención. Inquietante la escena donde el héroe contempla cómo se maltrata por parte de los liberadores a las prostitutas de la capital belga que han confraternizado con los soldados enemigos, como si ellas hubieran tenido mucho opción en aquellos años de hacer otra cosa. Se trata de un fresco muy llamativo.



Hay asimismo homenajes a figuras como Audrey Hepburn, la cual tiene una escena maravillosa y muy tierna con el inefable botones, dejando un instante de emotividad en un personaje tan impoluto que cuesta verle emocionarse, incluso en medio de un ataque de artillería en Stalingrado.



En definitiva, gracias al botones de verde caqui por recordarnos una de las etapas más deslumbrantes que se han dado en el arte de las viñetas... 

FOTOGRAFÍAS OBTENIDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.lacasadeel.net/2015/03/spirou-el-botones-de-verde-caqui.html



http://www.komic.es/gl/lecturas/490-el-botones-verde-caqui-schwartz-yann-dibbuks.html




http://www.komic.es/es/lecturas/493-el-botones-verde-caqui-homenajes-referencias.html




RECOMENDACIÓN DE UNA MAGNÍFICA RESEÑA SOBRE ESTE MISMO CÓMIC:



http://www.fantasymundo.com/articulos/6721/botones_verde_caqui_nuevo_album_spirou

domingo, 3 de mayo de 2015

CUESTIONES DELICADAS



LOZANA: Señora mía, ¿son doncellas vuestras hijas? 

NAPOLITANA: Son y no son, sería largo de contar, Y vos, señora, ¿sois casada?


[DELICADO, F., La lozana andaluza, Espasa, Madrid, 1998, p. 90. El castellano del texto se ha actualizado]




A pesar de que sus creadores las habían concebido con bastantes años de diferencia, se habrían gustado mucho, no cabe la menor duda sobre ello. A la vieja y astuta Celestina le habría llamado la atención esa moza cordobesa que se estaba iniciando en una profesión en la que ella era doctora cum laude. Cuando Fernando de Rojas escribió La Celestina (o la tragicomedia de Calisto y Melibea), quizás no imaginó que iba a provocar que en la Venecia de comienzos del siglo XVI alguien se decidiera a seguir sus pasos. Y es que Francisco Delicado, aunque la autoría también ha sido objeto de debate, creó una sucesión de mamotretos y diálogos deslenguados que se consolidaron en los avatares de una cortesana española en la inmortal Roma: La lozana andaluza. 



Conocido es que dedicó la primera edición al maestro gramatical Nebrija, pero muy poco es lo que realmente sabemos de F. Delicado, lo cual ha provocado que se hayan hecho muy interesantes consideraciones sobre el significado social que quiso brindar a esta serie de capítulos, muchas veces inconexos, donde la protagonista, tras diversas desventuras, se va consolidando como prostituta en una Ciudad Eterna en una coyuntura muy especial. La Roma de pontífices y prebendas, de judíos huidos de la expulsión peninsular española y portuguesa que negocian con los grandes obispos, el trono de San Pedro venial y, ante todo, la historia de los pícaros y la pequeña gente, los derrotados cotidianos en un gran juego de vanidades, con un célebre saqueo de telón de fondo.




Con todo, existen fuertes dudas acerca de adscribir directamente a esta pieza la categoría de novela picaresca. Puede ser una antesala a ese micro-universo que tan bien se comprende en Italia y España, pero carece de muchos de los elementos que determinan al género (rasgos que son claramente visibles en El Lazarillo, La vida del buscón o La pícara Justina). Tampoco es una trama amorosa y erótica al uso, existiendo un fuerte componente comercial entre la protagonista y sus clientes, algo lógico, pero también con los amantes más prolongados como Rampín. 



Y es que, ante todo, es una obra muy personal y con la que es difícil poder hacer comparaciones. Hasta tal punto que el propio Francisco Delicado se dejó caer por sus páginas como personaje de la misma. Con mensaje ético nada edificante para la moral de la época, hay muchos guiños y detalles que, probablemente, nosotros, lectores de nuestro tiempo, no identificamos con la claridad que lo hicieron sus coetáneos. Los nombres de los príncipes de la iglesia que desfilan por esos burdeles, el colectivo cristiano nuevo, los códigos, las insinuaciones, la comida, etc. 



Fue Francisco Márquez Villanueva uno de los primeros investigadores en acentuar la esfera de lo converso en esta obra de apariencia tan frívola y de carpe diem, que esconde mucho más de lo que aparenta. Aparte de expresiones muy andaluzas de aquel tiempo, los mamotretos incluyen palabras italianas, catalanas, portuguesas y, obviamente por el marco donde se desarrolla la acción, voces latinas (los expertos han señalado el carácter macarrónico del mismo, propio de ese contexto). 



Me comentaba hace ya algún tiempo un buen amigo que de esto sabe que la Lozana tiene aún pendiente una nueva adaptación a la gran pantalla, o, como es moda en los últimos años, una buena serie de televisión. En verdad, posee los suficientes elementos para dar juego. Tenemos un precedente fílmico en 1976, donde anduvo Vicente Escrivá, quien solía tener muy buena intuición para sacar cosas rentables para televisión. Si bien María Rosario Omaggio tenía todos los atributos (como actriz y en otros aspectos algo más subidos de tono) para resultar creíble como la cordobesa, algo falto en esta producción erótica-festiva, fruto también de aquella coyuntura de nuestro cine (aunque fue asimismo una co-producción italiana). 



Intérpretes como Maribel Verdú hubieran podido ser unas protagonistas espléndidas para ese futurible, esperemos que alguien coja el toro por los cuernos y se arriesgue, porque son momentos de la literatura castellana que merecen recuperarse. Solamente hay que recordar la magnífica labor de recopilación que Fernando Fernán Gómez hizo de la picaresca para TVE. 



Mientras tanto, esta dama de azarosa vida y sensuales maneras sigue aguardándonos, por módico precio, en muchas estanterías y librerías de viejo. Que no es poco.  

FOTOGRAFÍAS Y ENLACES: 






http://fredagsfunderingar.blogspot.com.es/2014_06_01_archive.html




http://www.benitomovieposter.com/catalog/lozana-andaluza-la-p-1267.html