domingo, 3 de abril de 2016

EL PODER DEL TERROR


Ojalá fuera algo distinto, pero la violencia y el terror tienen una cota de poder que no se puede negar. De hecho, debe admitirse que son dos fuerzas que, combinadas en su salvajismo, suponen un impacto nada desdeñable, aprovechado en diferentes etapas históricas para subyugar, coaccionar y rendir al resto. Apenas han pasado poco más de una semana, pero ya empiezan a vislumbrarse algunos de los posibles efectos de los atentados que sufrió la capital belga de Bruselas. Un sangriento y triste episodio que ha recordado a los acontecimientos de París. Muchos añadirán aquí lo que está ocurriendo en Oriente Medio, África y otros rincones del globo, porque el Viejo Continente siempre ha pecado de etnocentrismo a la hora de explicar las cosas. 



Las redes sociales, una herramienta que hace apenas poco más de una década era casi impensable, dejaron constancia del hecho. Como en anteriores ocasiones, se crearon eslóganes, se subían fotografías de las principales concentraciones en el país belga y se escribía mucho sobre el tema. A pesar de que muchas de esas manifestaciones de solidaridad se hacen con la mejor de las intenciones, no es menos cierto que pueden ser fácilmente puestas en entredicho en su efectividad. Por ejemplo, Arturo Pérez Reverte incendió pronto Twitter con irónicos comentarios acerca de cómo los yihadistas estarían temblando ante la proliferación de lemas "Yo soy Bruselas". Periodista de raza en su época (me viene a la mente Sarajevo, entre otras zonas que cubrió), buen escritor y polemista extremo, la daga vizcaína del académico entraba dentro de su juego provocador y azotador del conformismo online; muy aplaudido por algunos, bastante contestado por otros. Más fuerte era su afirmación de que, salvo niños y perros, ya no había víctimas inocentes. Que las había desinformadas, inconscientes...el creador del capitán Alatriste cargaba, como se hacía en otros mentideros, un mensaje muy pesimista y, en el contexto de cuando fue publicado, más que hiriente por el trasfondo. 



Sorprende porque, entre otras virtudes, Reverte es un gran aficionado al cine del maestro Clint Easwood; especialmente, seguro que habrá visto una de sus obras maestras, Sin Perdón (1992). Allí, la veterana estrella de los spaghetti western cuestiona la gloria alcanzada por los míticos pistoleros: "Cuando matas a a alguien, no solamente lo matas a él, sino a todo aquello que es y será". El fatal accidente de haber estado en aquel metro a esa hora en Bruselas ha cortado vidas que tenían un futuro, aspiraciones, gente que conocer, trabajos que desempeñar, libros que leer...Todo en pos de una orgía sangrienta, un disparate que hace convencer a algunos de que sacrifiquen lo más preciado que tienen, su vida, para explotarse ante perfectos desconocidos. Y con todo, en eso sí estoy dispuesto a darle la razón a quienes son ácidos y críticos con el fenómeno surgido tras la triste jornada, hemos tenido suerte. Más que víctimas o verdugos, los de este lado de la bola de barra hemos tenido potra. Pueden ocurrir accidentes grotescos, verdaderas tropelías en nuestro hemisferio, pero, de momento, la proporción es menor que un día cualquiera en Irak, pongamos por caso.


Mucho se ha escrito, quizás desde la triste jornada de las Torres Gemelas, acerca de la necesidad o no de incrementar los controles de seguridad en el transporte público. Ventajas como los metros o aeropuertos se tornan en escenarios propicios para este tipo de carnicerías. La obsesión por la seguridad irá en aumento, a juzgar por lo que está aconteciendo. Por un lado, es un resultado lógico. En el otro, y es uno de los primeros puntos en las reuniones de la Unión Europea, este celo de seguridad puede ser aprovechado para fines menos protectores. En situaciones de crisis y amenaza, los partidos extremos y el miedo al otro encuentran un campo de cultivo perfecto. ¿Vamos a ser capaces de distinguir?



Independientemente de nuestro sentimiento religioso (o ausencia del mismo), la realidad dicta que nos unen muchas más cosas con un musulmán como Kareem Abdul Jabbar que con Donald Trump (no es casual tampoco que una figura política así haya aflorado en este contexto). También que miembros destacados de la Grande Mosquée de Bruxelles fueron a rendir tributo a los fallecidos. Es decir, hay una clara separación del infierno que representa ISIS, aunque esa no es la imagen que la organización terrorista pretende mostrar. No les beneficia, lo que les conviene es una clara apuesta por nosotros o ellos. Lo preocupante es la influencia que este tipo de locuras pueden llegar a alcanzar, y aquí sí se debe hacer una reflexión profunda.



Recientes artículos muestran como hay personas que se desplazan hasta el supuesto "paraíso" de ISIS, volviendo, los que tienen esa fortuna, aterrados ante una espiral de violencia y una lucha de facciones que poco o nada tienen que ver con la fe, salvo como excelente excusa para imponer el terror y unos valores atávicos que parecían desterrados. Pero, también es innegable que hay un problema de integración en los últimos años. Que hay segundas y hasta terceras generaciones que no se integran en Francia, Bélgica, Holanda, etc. Que están dispuestos a asesinar a gente a la que nunca vieron y suicidarse, El análisis de las fuerzas policiales debe ser exhaustivo, puesto que el peligro es grande. No se habla tanto de otra tarea que tiene menos que ver con las alambradas y verjas electrificadas, esas que tan cómodos nos hacen sentir en nuestra pequeña parcela aislada en la que nos aislamos. La política internacional de las últimas décadas responsabiliza a muchos de los que ahora harán discursos para proteger a unos ciudadanos que han sido ignorados hasta entonces.


¿Quién creo a los monstruos? Por calidad y cantidad de armamento, podemos deducir que alguien tuvo que vendérselo a esos bárbaros. Que desde la Guerra Fría hay prueba de que se adiestró y enseñó a muchos para que luego pudieran aplicar el terror, siguiendo el estilo de sus maestros. Ahora, lo que falta para sumergirnos del todo en la podredumbre es ser incapaces de distinguir, en caer en el odio racial. En la Europa de tiempos medievales, las autoridades consentían hacer la vista gorda en épocas de epidemias para que el grueso de la población expiase sus frustraciones contra los judíos. Ahora, pueden hacer rebrotes que nos hagan caer en ese malévolo juego con las oleadas de inmigrantes de esa franja que sufre en Oriente. Es mucho mejor eso para algunos que cargar con los propios errores, que ver qué nos ha llevado a este punto.



Y, por supuesto, que sigue habiendo víctimas inocentes. La gente cuyas vidas fueron sesgadas en Bruselas por un fortuito azar lo eran. También los de París, los refugiados sirios que vienen buscando lo más básico también... Es hablar de los mundos de yupi y no tiene ninguna relevancia o mérito hacerlo cómodamente desde un portátil en una zona donde uno no va a seguir perseguido por ello. La herocidad es en el caso de la disidencia de gente que logra desenmascarar a ISIS en su propio territorio, de aquellos que dan ayuda humanitaria en lugares como la frontera de Gaza; lo fue en el caso de aquellos que vieron la brutalidad del Holocausto e intentaron impedirlo, hasta a costa de sus vidas. Esta última centuria ha visto el poder del terror y a buena fe que es poderoso en su loco salvajismo.



Tal vez una gran parte de la población no seamos ni víctimas inocentes ni verdugos conscientes. Simplemente, voluntarios vendados, satisfechos en la desinformación... Lo menos que le debemos tras sucesos como los de Bruselas es tratar de subsanar eso.
   


FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.prensa.com/fotogalerias/Solidaridad-mundial-Bruselas_5_4443355626.html#!photo=7



http://www.seguridadenamerica.com.mx/noticias/de-consulta/secciones-revist-seguridad-en-america/noticias-sobre-seguridad-publica/21568-atentado-en-bruselas-mas-de-30-muertos-en-el-aeropuerto-y-el-metro



http://www.lavanguardia.com/internacional/20160323/40632355077/atentado-bruselas-en-directo.html

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