sábado, 20 de agosto de 2016

CICATRICES Y RECONSTRUCCIÓN EN LA GRAN MANZANA (CRÓNICAS DE NY, VI DE VII)


"La voz que dice que todas las guerras tienen inocentes. La voz que dice que sois un pueblo bueno y compasivo. La voz que dice no hagáis lo mismo, o la guerra estará perdida antes de empezar. No dejéis que ese conocimiento sea arrastrado por la sangre"- The Amazing Spiderman, vol. 2, nº 36. 



Todos los lugares tienen el suyo. Para Madrid fue una infausta jornada de marzo en la estación de Atocha. Recientemente, Bruselas y París vieron cómo el horror les infligía sus marcas. En el caso de New York, la abreviatura es clara: 11S. Y, con todo, son las zonas afortunadas dentro de la barbarie, momentos execrables localizados. Hace nada que la fotografía de los ojos de un niño sirio intentando comprender lo inexplicable, que su casa hubiera sido bombardeada en Alepo, nos recuerda que nunca habrá peor infierno que el creado por los seres humanos. 



El terrorismo deja como uno de sus efectos colaterales que desfile lo mejor y lo peor del resto en apenas unas horas. Cuando no se sabía qué estaba ocurriendo o el sacrificio orquestado por los pasajeros de un avión que se dirigía al Pentágono, New York respondió por encima de sus poderes públicos. La ciudad recuerda con dos fuentes silenciosas en homenaje perenne, también hay museos con los restos de lo que fueron las dos Torres. Uno no se anima a echar fotografías allí, como si se sintiera un intruso en la intimidad de un hogar. 



Hay una serie estadounidense que alterna lo genial con el mal gusto más zafio, Padre de familia; viene a coalición una escena donde, tras ver la Zona Cero, Brian Griffin, el perro parlante de la familia, explica a su amo, Peter, que los atentados fueron orquestados bajo el liderazgo de Osama bin Laden, quien en el pasado había sido adiestrado incluso por la CIA, junto con otros destacados linajes saudíes, para que hicieran la guerra a la Unión Soviética en el contexto de la Guerra Fría, siendo el germen de la siniesta Al Qaeda. La respuesta de Peter a la explicación es muy similar a la que tuvo el presidente Bush tras el horror del 11S: "¿Estás insinuando que tenemos que invadir Irak?". Como ven, lo mejor y lo peor en el mismo instante, siempre habrá quien busque donantes de sangre para las víctimas y otros que sientan más predilección por pozos petrolíferos. 


"Si los has visto, es que no eran apaches"- Fort Apache, dirigida por John Ford en 1948. 



Tras los atentados, el turismo descendió hasta límites alarmantes en New York. Muchos guías turísticas tuvieron que re-orientarse profesionalmente a otros servicios, con especial atención a los referentes a la educación. Algunos de ellos formarían parte de programas de apoyo al absentismo escolar en algunos de los barrios más marginales, con peso muy destacado del Bronx. Zona mitificada en las películas, quizás recuerden una donde el bueno de Paul Newman se la pasaba de carrera en carrera persiguiendo a un ladrón convertido en U. Bolt, Distrito Apache: El Bronx (1981). El genial actor compartía créditos en el film con Pam Grier, auténtico mito de la blaxpoitation, la cual fue genialmente recuperada para las carteleras por Quentin Tarantino en Jackie Brown (1997). 



No obstante, ningún tiroteo en la gran pantalla podía hacer justa denuncia del salvajismo que se llegó a alcanzar en esa zona, el Distrito Apache. Dentro de su programa de reformulación urbana, Rudolph Giluliani se volcó en hacer más segura NY, volviendo a colocarla en los focos. De su éxito da fe la recuperación del tráfico de visitantes, sobre el precio a pagar, mucho es lo que podría ponerse en el debe. Enric González ha escrito de manera clara y con inolvidables anécdotas la singular y controvertida personalidad de dicho alcalde. 



El "saneamiento" del Bronx se hizo a sangre y fuego, La violencia policial sigue siendo uno de los objetos de debate más enconados, especialmente denunciado por parte del colectivo afroamericano. Por su lado, Fort Apache ofrece hoy una imagen distinta de la comisaría que se sentía en un islote (dos policías fueron asesinados en su coche patrulla por una residente del barrio, la cual estaba bajo efecto de las drogas, sin ser denunciada por sus convecinos). Incluso, no pocos turistas se acercan a hacerse fotos con los agentes, quienes lo hacen con una sonrisa afable. Imagen muy distinta de una larga y truculenta historia. 


"Ask your friends in the neighborhood about me. They will tell you I know how to return a favor"- Vito Cornelone, El Padrino II (1974), dirigida por Francis Ford Coppola. 



Existen pocos rincones más acogedores para pasear por New York que Little Italy. Prácticamente, es tener un trocito de Italia al otro lado del Atlántico, gracias a sus restaurantes y, entre otras, alguna pastelería maravillosa como Ferrara. A pesar de que siempre suele tener cola, les animo a tener paciencia, merece la pena poder estar sentado allí y disfrutar de su variedad de excelentes dulces. Próximo al local, pueden encontrar el pequeño pero acogedor museo de Little Italy, el cual funciona gracias a sus socios y las donaciones de sus visitantes. 



Pasajes de familias enteras embarcadas hasta New York, destacan las vestimentas conservadas, así como maletas, máquinas de escribir, correspondencia privada, etc. Un nombre resuena con especial fuerza para la comunidad italo-americana, Joseph Petrosino, quien llegó a alcanzar el puesto de oficial de policía en su nueva ciudad y falleció combatiendo al crimen organizado. Su figura avisa de los peligros de la Cosa Nostra, de esas organizaciones de las que cada vez vamos sabiendo más gracias a investigadores de la talla de John Dickie, cuyos libros sobre la materia son imprescindibles. Inmortalizada por algunos maestros del séptimo arte (Coppola, Scorsese, Palma, etc.), más allá de la mística en la ficción, la mafia fue uno de los azotes para esta comunidad en años duros de búsqueda de integración, violencia, la irrupción de la droga, etc. 



Little Italy ocupa hoy menos espacio que en el pasado, absorbida en un pedazo por otro enclave imprescindible, Chinatrown. Otra de las reglas de una New York siempre en constante ebullición, donde los colectivos de mudan, mezclan y reacondicionan en un permanente constante. Lejos de afectarle, es esa maravillosa mezcla de etnias la que permite a la ciudad que nunca duerme sobrevivir a sus cicatrices. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://kamilabdulassis.tumblr.com/page/61



-Fotografía al Distrito Apache en el Broxn, tomada por el autor del blog [agosto de 2016]



-Fotografía a la entrada de Little Italy por el autor del blog [agosto de 2016]

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