domingo, 17 de septiembre de 2017

LOS CABALLEROS DE CALI (NARCOS, III TEMPORADA)


Los caballeros de Cali




La melodía seguía resultando muy familiar, aunque la música se estaba viendo obligada a cambiar varias notas. Incluso el tono pasaba de una voz cantante principal a un régimen más coral. Tras dos temporadas muy exitosas (Reseña I temporada y Reseña II temporada), quedaban incertidumbres para el futuro. Sin la carismática presencia de Wagner Moura, Narcos se estrenaba este septiembre bajo los buenos augurios de Netflix, si bien con muchas cuestiones por aclarar. ¿Podría seguir enganchando la serie solventada la saga de Pablo Escobar? ¿De qué manera se abordaría al temible Cartel de Cali? 



Una respuesta fácil es decir que sí. A pesar de echar en falta a personajes cruciales de antaño, se exploran más dimensiones de otros padrinos no menos interesantes, bendecido todo con un casting inteligente y en clara apuesta por el talento. Damián Alcázar se mantiene como Gilberto Orejuela, el primer inter pares de una organización más sutil que la dirigida por El Patrón, si bien no menos expeditiva y cruel cuando alguien chocaba con sus intereses. Los planes de Gilberto con su hermano (Francisco Denis) y otros asociados intentan buscar una salida beneficiosa a sus negocios, incluso llegando a pactar con las autoridades. 



Unos caminos más sutiles y bizantinos que aquella guerra total que el DEA mantuvo previamente en Colombia. Sin Murphy (Boyd Holbrook), la responsabilidad de la narración del show recae sobre los hombros de Pedro Pascal como Javier Peña. Un buen protagonista en el que poner el foco, puesto que su implicación con el grupo Paramilitar los Pepes es una losa que le condicionará mucho en sus planteamientos, siendo mal visto por algunas de las autoridades colombianas. Pascal se encuentra comodísimo con un papel que ya podría hacer con los ojos cerrados, permitiéndonos ver a un Peña más maduro, menos idealista y consciente de las verdaderas raíces del problema de la droga, viendo bastante más allá de lo que las apariencias indican. 


Vidas paralelas



Junto con los avances y retrocesos de Peña (acompañado de sus agentes principales) en esta lucha titánica, Narcos usa otra biografía real para narrar la paulatina descomposición de Cali. Concretamente, la figura de Jorge Salcedo (Matias Varela), el ingenioso jefe seguridad del hermano de Gilberto, quien intentará salirse amistosamente del círculo de sus empleadores, únicamente para corroborar que cuando uno pacta con el demonio no tiene fecha de caducidad. Naturalmente, el equipo de guionistas de la serie, igual que habían hecho anteriormente, simplifican, adaptan e inventa circunstancias en hechos históricos de su biografía con fines dramáticos. 



Salcedo aporta una perspectiva poco explorada con anterioridad en este universo. Se mueve en una línea muy difusa entre la legalidad y lo delictivo, poseyendo un arco realmente atractivo. Es una verdadera lástima que apenas se profundice en estos diez episodios sobre otra realidad: el periodismo con mayúsculas, esas personas que se jugaron (y en no pocos casos perdieron) el cuello por denunciar una realidad consentida por embajadas, ministerios y respetables empresas de negocios. Algo hay, pero tratado de manera muy escasa. Asignatura pendiente para la cuarta temporada.



Otros fichajes excelsos para la ocasión han sido Tristán Ulloa y Javier Cámara. Por diferentes circunstancias (incluyendo problemas con bufetes de abogados) sus roles no llegan a tener el peso específico que estaba fijado en la hoja de ruta de los contratos. Un buen reflejo de que, conforme Narcos vaya insinuando cuáles son los mentideros de poder del turbio y lucrativo negocio, irán surgiendo voces disconformes. Como fuere, ambos intérpretes tienen tanta calidad que les basta muy poco metraje para hacerse notar. 


El realismo mágico y Scorsese



Decía García Márquez que, si hubiera nacido en Colombia, Kafka habría sido considerado un escritor costumbrista. El proyecto de Narcos, si bien adapta y noveliza muchas cuestiones, está brindando una de las visiones más directas sobre un fenómeno que inundó de violencia a países, chantajeó a gobiernos e hizo montañas de dólares. Un complejo rompe-cabezas de intereses, con los Estados Unidos oteando y guerrillas comunistas en las selvas, con unos hampones dispuestos a sacar tajada de todo ello. Aunque eviten caer en las vendettas personales de Escobar, el Cartel de Cali tarda poco en iniciar un conflicto directo con sus rivales del Norte del Valle. 



Tras tres o cuatro episodios de despegue, hay un momento en que esta tercera temporada coge una fuerza increíble. Una evolución que marcan a la perfección tramas como la de Pancho Herrera (espléndido Alberto Amman), un tipo sofisticado, elegante y capaz de momentos de sensibilidad o lealtad con sus asociados. Igual que el Tony Soprano de Gandolfini, es capaz de pasar a castigos violentos a una gran ternura, recordando de inmediato los peajes de este negocio y su lógica sangrienta. El DEA también queda cuestionado en algunos de sus estamentos, así como los enormes riesgos que se asumen en los programas de protección de testigos. 



El mejor piropo que se puede dar al experimento es que una decena de capítulos sabe a muy poco. Igual que Peña, empezamos a volcar la mirada en México. Una nueva pieza del gran tablero de poder, sangre y adicción. 



ENLACES DE INTERÉS:



-La auténtica historia de Jorge Salcedo



.Participación de Tristán Ulloa y Javier Cámara en Narcos



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.lascosasquenoshacenfelices.com/primeras-impresiones-de-narcos-tercera-temporada/



-http://laprensa.peru.com/espectaculos/noticia-narcos-temporada-3-jorge-salcedo-como-ingreso-al-cartel-cali-netflix-74733



-https://www.zonared.com/tv/narcos-mejor-serie-sin-pablo-escobar-t3/

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